6 may 2014

Madres imperfectas

Cuando me enteré de que estaba embarazada pensé que tenía que ser una madre perfecta, devoré todos los libros de crianza habidos y por haber, blogs, noticias en internet, recorrí tiendas…

Sólo cuando tuve a mi hija conmigo descubrí que las madres perfectas no existen más que en su imperfección.

También descubrí que sí existe el cansancio, la tristeza, la frustración, el hastío e incluso la desesperación.
Y así fue cómo me convertí en una madre imperfecta.

Esa madre que a veces está triste y llora, mamá cercana, de carne y hueso.
Una madre que te deja saltar en el sofá y a veces hasta se arranca a saltar contigo.

Una madre que cada noche sin escepción te llena de besos, de cosquillas y de mordisquitos en la barbilla.
Que te canta mientras tu agitas las manos y dices Maaaa maaaaa!!!

Una madre que comparte contigo sus bocadillos de nocilla, que salta contigo en los charcos, que te deja que te ensucies.
Madre que tropieza constantemente con bloques de construcción, aparecen por todas partes, hasta en los lugares más insospechados.

Madre que anda a gatas por toda la casa, contigo sentada sobre su espalda mientras gritas Iiiiiiii Iiiiiiiii!!! Hasta que sus rodillas empiezan a pedir clemencia.
Madre que a veces se enfada sin razón, sólo porque está cansada y te riñe y a los 5 minutos te pide perdón y tu con tu inmenso poder sanador la abrazas y la llenas de besos.

Madre que no consigue conciliar el sueño si no estás acurrucada a su lado.
Madre que rompe la regla nº1 del ecologismo casero: No te bañarás. Y llena la bañera hasta arriba para darse un largo baño de espuma contigo, mientras tú salpicas y superas el aforo limitado de muñecos en la bañera.

Madre imperfecta, sin depilar ni maquillar, en vaqueros y cola de caballo, cómo íbamos a correr con vestido y tacones??
Madre que no sabe preparar un biberón, ni una papilla, pero si “huevos fritos con patatas” de yogur, manzana y melocotón.

Madre que te pone música punk, y flamenco y rap y música clásica y baila contigo por toda la casa.
Madre que prefiere tener la casa un poco más sucia y jugar más contigo.
Madre que a veces sucumbe al embrujo de la caja tonta y te sienta delante sólo para poder descansar 15 minutos.

Madre que dice palabrotas, que no lo puede evitar y espera con miedo tu primer “joooooder”…
Madre que sale a trabajar cada mañana y aunque pasen los meses no desaparece su angustia por separación.

Madre revolucionaria que te lleva a manifestaciones.
Madre que hace malabares con manzanas, aceitunas, muñecos o calcetines, la etapa punkarrilla no fue en vano.

Madre que dibuja peces, vacas, casas y gatos que sólo desciframos tu y yo.
Madre traductor simultáneo, la única capaz de entender cuándo “tata” significa patata o caca o realmente tata.

Madre. La palabra más perfecta y más imperfecta de nuestro diccionario.

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