Me llevo fijando un tiempo en unos mensajitos que aparecen a veces en el Facebook u otros lugares, en los cuales se puede leer algo así como: “Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien las merece no te hará llorar…” Quisiera manifestar mi desacuerdo con estas palabras, sobre todo por la implicación emocional que tiene para todas las personas. Y me explico:
Visto el acto de llorar desde este punto de vista, relaciona el llorar o no con un acto de orgullo, de debilidad, y la opción de no mostrar nuestra debilidad a la persona o personas que están relacionadas con nuestra emoción…y yo pienso q nada más lejos de la realidad. El llanto, las lágrimas, son la consecuencia física de una emoción, una emoción que nos pertenece a cada uno de nosotros, que no representa debilidad en la mayoría de los casos, sino que implica sensibilidad, la capacidad de sentir, y como tal, dar permiso a una emoción a que se transforme en una manifestación física o fisiológica como es el llorar.
Cuando lloramos porque sufrimos por otra persona, porque algo que viene de otra persona nos ha hecho daño, nuestras lágrimas no son para esa persona, y no es que las merezca o deje de merecer….y como dije otras veces, el sufrimiento o la emoción que nos produce un acto, no está tan relacionado con la intencionalidad del otro de hacernos daño, sino con las emociones que tenemos internamente los que lloramos. Las lágrimas implican emoción, dolor, alegría, tensión, rabia, paz, y una multitud de estados internos que nada tienen que ver con el hecho de que otra persona se merezca o no que uno llore.
Es decir, que hago un alegato desde aquí a que lloremos siempre que lo necesitemos, siempre q nos surja, y que sepamos que “Las lágrimas que no brotan, se depositan sobre el corazón”, contribuyendo a la represión de emociones, a la dureza de carácter, a la acumulación de tensiones, a la aparición de enfermedades, etc, etc. Nuestras lágrimas son nuestras, y de nadie más, no dejemos que surjan en nosotros sentimientos de penalización cada vez que sentimos la necesidad de llorar. En contra de lo que pueda parecer, llorar es sano y saludable!
Ana Taboada. Psicólogo.
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